No hay felicidad comparable a convertirse en madre. Sin embargo, la maternidad lleva aparejada muchas otras emociones y sentimientos que no siempre resultan tan agradables: dudas, preocupaciones, miedos, culpabilidad, autoexigencia... Todo ello, sumado a que todos los bebés resultan muy demandantes, sobre todo en los primeros meses de vida, las mamás se pueden sentir abrumadas.
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No hay felicidad comparable a convertirse en madre. Sin embargo, la maternidad lleva aparejada muchas otras emociones y sentimientos que no siempre resultan tan agradables: dudas, preocupaciones, miedos, culpabilidad, autoexigencia... Todo ello, sumado a que todos los bebés resultan muy demandantes, sobre todo en los primeros meses de vida, las mamás se pueden sentir abrumadas.