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Hay bebés que con solo mirarles, te abre una sonrisa de oreja a oreja e incluso llegan a extender sus bracitos para que los cojas en brazos. Por otro lado, hay bebés que con solo mirarles, tocarles, o simplemente que una persona que no sea ni su padre ni su madre se les acerque, empiezan a llorar desconsoladamente como si el mundo hubiera acabado.
Eso es lo que determina el carácter de cada bebé, como también su nivel de relación social con los demás. Un rasgo de personalidad que puede o no cambiar durante los años.
No necesito ir lejos para hacer comparaciones. En nuestra vecindad, muchos niños crecieron juntos, y no por ello tienen el mismo comportamiento. Unos son más abiertos, te cuentan cositas, mientras otros no te llegan ni te dedican ni una sola mirada. Con los años, he notado que hay padres que no se esmeran para que sus hijos sean sociables. Hay niños, en mi urbanización, que solamente jugaban con los abuelos o con las cuidadoras. Ahora, un poco más mayores, no consiguen jugar ni establecer una relación con otros niños.
Que el niño sea sociable o no dependerá del temperamento que tenga y de la educación que reciba de su familia. El contacto de un bebé con el ambiente y otras personas, no se debe resumir solamente a su hogar. Es importante que el niño también desarrolle contactos fuera de casa para que pueda descubrir y adquirir sus propias experiencias sociales. El bebé que tiene contacto con el medio exterior, desarrollará más rápidamente los sentidos del olfato, de la audición, del tacto, etc. Lo que él mira, toca y huele, le dará mucha información, haciendo con que su sistema neurológico y cognitivo se madure con más rapidez. Eso le animará, con el tiempo, a buscar otros niños y compartir con ellos parte de su tiempo, de sus juegos, juguetes e intereses.
Es aconsejable que el contacto empiece con los integrantes de la familia, con los tíos, abuelos, primos, etc. Poco a poco, él sentirá la necesidad de conocer lo nuevo y diferente. El relacionamiento con los demás y el conocimiento de nuevos ambientes y experiencias, ayudará a que el niño tenga buena autoestima, más seguridad en si mismo y se aleje de los miedos a las diferencias.
Por otro lado, de nada adelantará que los padres estimulen el contacto de su bebé con otras personas si ellos mismos no lo hacen. El ejemplo y las actitudes son lo que realmente enseñan y educan a los pequeños. Promuevan reuniones familiares, también con amigos que tengan hijos, cambien siempre que puedan el camino por donde llevan de paseo al bebé, llévenlo al parque, a los cumpleaños... Muchos padres optan por dejar al bebé por algunas horas en una guardería porque creen que se trata de un ambiente muy propicio para el contacto con otros bebés. Yo lo hice con mi hija y creo que es una buena idea.
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