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Hemos llegado con nuestro hijo a la maravillosa edad de seis años. Cada vez alcanza nuevas metas y va madurando en todos los sentidos; definitivamente ya es un 'niño grande'. Y por ello, podemos compartir con él nuevas actividades, tener pláticas más estructuradas, empezar en forma con deberes y temas de escuela y una infinidad de cambios más. Pero, ¿cómo ponemos normas y límites a los niños de 6 años?
Esta edad marca definitivamente una nueva etapa que le permite a nuestro hijo empezar a ser independiente, lo que trae consigo nuevos retos y la necesidad de establecer normas y límites de forma distinta que cuando eran más pequeño. Pero, lo primero que debemos tener en cuenta es saber qué podemos esperar de los niños que tienen 6 años.
- El control de esfínteres es completo: Normalmente a esta edad podemos esperar que nuestros hijos controlen de día y noche sin accidentes.
- Tienen una mayor capacidad de actitud sostenida y comprensión de lo que les rodea: Lo cual les permite realizar actividades y estar concentrados en una tarea por mayor tiempo, así como tener una mayor comprensión de todo lo que sucede a su alrededor.
- Tienen un manejo mucho más complejo del lenguaje: A nivel receptivo y expresivo, lo cual nos permite establecer una mejor comunicación con ellos.
- Son mucho más autónomos a nivel motor grueso y fino: Son capaces de realizar casi cualquier movimiento que deseen imitar como correr, saltar, dar marometas, etc. y tareas finas como comer, escribir, lavarse los dientes, peinarse, etc. Esto les permite empezar a tener una mayor independencia en la vida cotidiana.
- Las relaciones sociales se vuelven más importantes: disfrutan mucho más compartir, jugar colaborativamente, convivir con el otro, etc. El área social se vuelve muy relevante.
- A esta edad normalmente se inicia con la educación primaria que marca un cambio importante con nuevas tareas y deberes; se empieza a demandar de ellos en el colegio más responsabilidad, control, organización, etc.
A continuación, presentamos algunas pautas para manejar los límites y las normas con nuestros hijos en esta nueva etapa.
1. Ayudarles a ser cada vez más independientes
Ahora que nuestros hijos son capaces de realizar más actividades por sí mismos, debemos promover que hagan las tareas diarias de las que ahora son capaces: bañarse, lavarse los dientes, peinarse, vestirse, comer, arreglar su mochila, etc.
2. Establecer con ellos, horarios con dibujos de las actividades principales de su día
Las tablas de rutinas les permite tener certidumbre de las actividades que tendrán que realizar cada día y programarse adecuadamente para ellas: baño, desayuno, colegio, comida, tarea, juego, cena, etc. Obviamente la idea es respetarlas y no saltarse ninguna.
3. Ayudarles a ser consistentes en sus tiempos para hacer las tareas y deberes del colegio
Además, es importante mantenernos cerca mientras los hagan. Es importante ayudarles a crear el hábito de hacer sus tareas diariamente de forma independiente, pero hacerles saber que pueden acudir a nosotros si nos necesitan.
4. Darles una responsabilidad
Dándoles un encargo, conseguiremos que se sientan importantes y les ayudará a volverse más cuidadosos y atentos con aquello que está a su cargo. Por ejemplo: Darle de comer a una mascota, regar una planta, etc.
5. Ser consistentes y claros en aquellas conductas que están permitidas y en aquellas que no
Es muy importante que nuestros hijos tengan claras que conductas son las esperadas en cada situación (anticiparnos antes de cada actividad nueva) y cuales NO son aceptables; por otro lado, debemos reaccionar siempre de la misma manera ante las mismas fallas y no cambiar nuestras reacciones según la situación o nuestro estado de ánimo.
6. Fomentar una buena comunicación
Platicar con ellos siempre acerca de cómo fue su día, podemos preguntarles cuáles fueron las tres cosas que más les gustaron y las tres que menos y por qué… Esta pregunta, además de que les ayuda a hacer un recuento del día, les ayuda a reflexionar sobre sus gustos, sus emociones, sus sentimientos y sus reacciones.
7. Modelar con el ejemplo
A los seis años, los niños tienen muy claro lo que sucede a su alrededor, los padres nos convertimos en modelos. De esta forma, debemos cuidar nuestros comportamientos en todo momento y nuestras reacciones, ya que serán su primera referencia y definitivamente tenderán a imitarla.
Por otro lado, hay ciertas cosas que debemos mantenernos alertas para NO hacer, ya que contribuyen a crear dobles mensajes y a que los límites sean traspasados por nuestros hijos con facilidad:
8. No hacerles la tarea ni ayudarles de más
De cómo empecemos a interactuar con nuestros hijos en sus tareas escolares, dependerá lo que nos demandarán en el futuro. No les ayudemos de más ni hagamos las cosas por ellos. Podemos estar cerca y ayudar, pero tratando siempre de que ellos hagan su mayor esfuerzo.
9. No enfocarnos solo a las calificaciones sino al esfuerzo
A veces como padres insistimos en que nuestros hijos saquen las mejores calificaciones, pero dejamos a un lado la importancia de que ellos tengan claro el mensaje real que es que se esfuercen para lograr un buen resultado no solo en el colegio, sino en cualquier cosa que quieran lograr. Si logramos dejar esta idea clara para ellos, el mensaje será mucho más poderoso.
10. No quitar importancia a las tareas por otras actividades
En ciertos momentos, los padres podemos restar importancia a las tareas escolares si existe alguna actividad que consideramos más relevante: una reunión, unas vacaciones, un evento de su hermano, etc. En este caso es necesario que dejemos claro a nuestro hijo que es una 'excepción' y que nos encargaremos de que le dejen presentar sus deberes más tarde, pero nunca dejar de hacerlos. De lo contrario, no podemos esperar que él no quiera posponerlos cuando crea que hay algo más importante.
11. No establecer consecuencias o castigos de forma exagerada o poco relacionados con la falta
Debemos dejarle claro a nuestro hijo cuál es la falta que estamos castigando y buscar en todo momento que la consecuencia esté relacionada y no sea exagerada. Si castigamos todo y quitamos todos los privilegios, nuestro hijo podrá caer en una desmotivación que lejos de ayudarle contribuya a un mal comportamiento.
12. No subestimar sus emociones
Cuando nuestro hijo reaccione mal o muy emocionalmente ante la frustración o ante cualquier situación difícil para él, nunca debemos restarle importancia a sus emociones; más bien debemos aprovechar para que una vez que se calme, ayudarle a analizar la situación, cómo se sintió y como podría manejarlo mejor la próxima vez.
Debemos estar conscientes que nuestro hijo en esta etapa dependerá menos de nosotros y querrá probar nuevos límites. Si lo tenemos claro y nos mantenemos cercanos emocionalmente a ellos, pero fomentando su independencia, sin duda lo haremos bien.
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