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Sin lugar a dudas, uno de nuestros principales retos como padres es poner límites y proponer normas a nuestros hijos y encargarnos de que los respeten mientras nuestros lazos afectivos se mantienen fuertes y estables con ellos. Por supuesto, a medida que crecen, esta tarea se va volviendo compleja y empieza involucrar más elementos que cuando son más pequeños. En esta ocasión hablamos de los niños de 8 años: qué podemos esperar en esta etapa de desarrollo, qué estrategias podemos seguir para tener éxito en la misión y qué cosas debemos evitar.
Lo primero que debemos conocer para poner límites a los niños de 8 años de forma efectiva es saber qué podemos esperar de ellos.
- Se van volviendo cada vez más independientes.
- Enfrentan cada vez mayores retos académicos en la escuela, lo cual les demanda un mayor esfuerzo y responsabilidad.
- Comienzan a entender más el punto de vista de otros y a preocuparse más por los demás.
- Establecen relaciones más fuertes con sus amigos o pares.
- Empiezan a sentir más presión por parte de ellos y a poder ser influenciados por el grupo al que pertenecen.
- Logran expresar con mayor claridad sus experiencias, ideas y sentimientos.
A continuación, presentamos algunas pautas para manejar los límites y las normas con nuestros hijos en esta etapa:
1. Reconocer sus habilidades y sus logros
Es importante que reconozcamos cada logro de nuestro hijo; no solo a nivel académico, sino también en aquellas conductas que son positivas, generosas, empáticas y solidarias.
2. Ayudarlo a desarrollar su sentido de responsabilidad
A través de tareas diarias que estén solo bajo su cargo como tender su cama, atender las necesidades de su mascota, cuidar una planta, etc.
3. Establecer buenos canales de comunicación
Platicar con él sobre sus experiencias diarias, sus intereses, sus amigos, el futuro, el colegio, etc.
4. Ayudarlo a desarrollar valores
Buscar continuamente oportunidades de desarrollar en él valores como la generosidad, la empatía, la solidaridad, etc.
5. Apoyarlo a establecer metas cortas y alcanzables
Esto le permitirá sentirse orgulloso y seguro y depender menos de la aprobación de los demás.
6. Establecer reglas y horarios claros
Además, debemos verificar que ha entendido de forma clara todas las normas de casa, horarios y rutinas que vamos a tener para que los cumpla de forma consistente.
7. Reforzar comportamientos positivos
Y en el caso de tener que poner alguna consecuencia manejarlo como una pérdida temporal de alguno de los privilegios de los que goza normalmente, que podrá recuperar una vez que mejore la conducta.
8. Impulsarlo a resolver nuevos retos
Como organizarse para un trabajo en equipo, realizar tareas o resolver alguna dificultad con algún amigo o compañero antes de intervenir.
9. Motivarlo a leer
Acompáñalo a una librería y permítele escoger un libro que llame su atención, dediquen un horario a hacerlo juntos y a aprender lecciones de lo leído. Esta actividad además de unirlos afectivamente le abrirá la oportunidad de desarrollar su imaginación y encontrar a través de los libros, lecciones y valores de vida.
10. Modelar con el ejemplo
No importa la edad que tenga, esta estrategia siempre será la más importante, ya que, de cómo actuemos como padres, dependerá en gran medida las actitudes que nuestro hijo asuma ante cada situación.
Por otro lado, hay ciertas cosas que debemos mantenernos alertas para NO hacer, ya que contribuyen a crear dobles mensajes y a que los límites sean traspasados por nuestros hijos con facilidad:
11. Evitarle la frustración poniendo a su alcance todo lo que desea
Muchas veces por evitar estas emociones en nuestro hijo, estamos dispuestos a darle las cosas que desea de forma inmediata. Por el contrario, debemos ayudarle a esforzarse y a saber esperar por las cosas que desea. Si es necesario que se frustre por aquello que no puede tener de forma inmediata, esa es una buena manera de ayudarle a desarrollar su tolerancia a la frustración.
12. Desarrollar en él competitividad
Hay padres que en su afán de que su hijo sobresalga, continuamente le dan el mensaje directa o indirectamente de que debe ser mejor que los demás. Esto lejos de ayudarle, le genera inseguridad y la necesidad de compararse permanentemente con los otros. Por el contrario, el mensaje debe ser dar su mejor esfuerzo y superarse a sí mismo.
13. Dejarle pasar demasiado tiempo frente a las pantallas (ordenadores, celulares, videojuegos, etc.)
A esta edad los niños empiezan a desear pasar mucho tiempo entreteniéndose con las pantallas. Es necesario regular su uso con horarios claros y siempre como resultado de un esfuerzo y de los deberes escolares terminados.
14. Compartir nuestro tiempo con él mirando el celular
La mayoría de los niños de estas edades se quejan de que sus padres están siempre mirando el celular y no les escuchan. Esto solo genera que la comunicación se vaya haciendo cada vez más lejana y que el niño también se repliegue en sus propios juegos y sea más reacio a conversar.
15. Dirigirle adjetivos negativos en vez de referirnos a la conducta que debe evitar
Por ejemplo, 'eres un flojo' por 'últimamente no te estás esforzando en tus deberes'. Esta expresión deja mucho más clara que es una conducta la que debe cambiar y que esta no lo define a él como persona.
A medida que nuestro hijo crece debemos estar cada vez más conscientes de que reciba el mensaje correcto de nuestra parte para que tenga mucho más claro lo que realmente esperamos de él.
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