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Seguro que has escuchado, o incluso visto, a niños que tienen comportamientos rebeldes de vez en cuando. Tienen berrinches, no obedecen a sus padres o sus maestros, se pelean constantemente con sus compañeros o realizan actividades riesgosas sin parecer realmente importarle las consecuencias. La mayoría de los casos en que se presentan estos comportamientos desadaptativo en los niños es debido a que necesitan expresar una necesidad emocional. Sin embargo, existe un trastorno psicológico llamado trastorno oposicionista desafiante, que también puede ser el causante de todas estas alteraciones conductuales en niños
También conocido como trastorno negativista desafiante u ODD en sus siglas en inglés (Oppositional Defiand Disorde), el trastorno oposicionista desafiante es una de las clasificaciones de los Trastornos del Comportamiento según el DSM 5 (Manual de diagnóstico estadístico de las enfermedades mentales).
Hace referencia a todas aquellas conductas infantiles que conllevan un patrón desadaptativo e inadecuado al regular que deberían poseer los niños según su estadío de desarrollo. Por lo general estas se manifiestan en la etapa preescolar o antes de la preadolescencia y se pueden observar estos comportamientos de manera continua y repetitiva, a pesar de los intentos de corrección y eliminación. Por el contrario, parece que estos solo los acentúan e incrementan, casi de manera incontrolable.
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No existe una causa específica que explique el origen del trastorno oposicionista desafiante. Pero sí existen ciertos elementos que pueden desencadenar sus síntomas. Por ejemplo, un déficit, dificultad o alteración en las habilidades cognitivas, poco control sobre la esfera emocional, hábitos inadecuados de crianza y permisión parental o por el contrario, que el niño se vea sometido a castigos irracionales de forma constante.
Otras razones pueden derivarse de un trastorno hereditario, un desequilibrio en las conexiones neuronales, en la liberación de sustancias químicas cerebrales o como el resultado de otro trastorno, como lo es el TDAH (Trastorno de atención e hiperactividad) o trastorno bipolar.
Según el DSM 5, los criterios para su diagnóstico se basan principalmente en un patrón de alteraciones conductuales negativas, por un período de tiempo considerable y que aparezcan de manera repetitiva, sin que exista alguna razón aparente para su desencadenación. Se suele considerar que hay que valorar un periodo igual o mayor a 6 meses, de manera ininterrumpida. También existen otros síntomas que podrían alertarnos de que nuestro hijo podría sufrir trastorno oposicionista desafiante.
1. Desafío y desobediencia irracional constante hacia las figuras de autoridad (padres o profesores).
2. Comportamiento agresivo y hostil hacia sus pares, familia y compañeros.
3. Sentimientos constantes de ira, molestia, resentimiento, ansiedad y venganza hacia los demás.
4. Suele frustrarse o ser demasiado susceptible ante los cambios que no puede realizar y controlar.
5. Discute de manera intensa, espontánea y continua con las personas.
6. Tiende a culpabilizar, juzgar y señalar a los demás sobre sus errores o de manera deliberada ante cualquier situación.
7. Rechaza las peticiones de los adultos o incrementan su comportamiento negativo.
8. Los síntomas afectan en gran medida a las otras áreas del desarrollo (social, personal, íntima, académica, etc.), la interacción y la calidad de vida.
Debes tener en cuenta que este es un trastorno que puede afectar el futuro de los niños y jóvenes que lo manifiestan. Por ello es importante realizar una serie de acciones que ayudarán a tu pequeño o pequeña.
- Asistir a psicoterapia
La terapia psicológica infantil es la herramienta más factible y funcional para tratar los síntomas del trastorno oposicionista desafiante. Pues no solo brindan una orientación a los pequeños sobre su comportamiento y cómo controlarlo, sino que también da a los padres tips para manejar a sus hijos en cualquier situación sin lastimarlos y de una manera más ventajosa.
- Tratamiento farmacológico
Este tipo de tratamiento solo se utiliza cuando los síntomas del trastorno se manifiestan de manera más grave. Es decir, que representen un riesgo para la salud integral del niño y de otros a su alrededor. Mayormente se indican Risperidona y Aripiprazol que ayudan a combatir y disminuir la impulsividad. Recuerda que siempre debe ser un profesional que ha seguido la evolución de tu hijo quien te recomiende una medicación.
- Refuerza los comportamientos positivos
Recuerda que la idea es eliminar todos aquellos elementos negativos que puedan desencadenar los síntomas oposicionistas. Por lo que trata de observar y halagar todas las conductas positivas o cuando tu pequeño se dé cuenta de que ha hecho algo malo. Oriéntalo a buscar soluciones prácticas, a generar empatía y a reconocer sus propios actos correctos.
- Evita tus propios comportamientos negativos
Sé un ejemplo para tu pequeño. Recuerda que este trastorno se desarrolla en la etapa infantil y los niños aprenden a través del modelamiento, observando a sus padres y su comportamiento. Por lo tanto, es necesario evitar las conductas que agraven los síntomas, como gritar, perder la cordura, ser impaciente, acusar sin razón o culpabilizar. Busca, en cambio, respuestas más asertivas, de manera que el niño pueda aprenderlas e imitarlas.
- Explica su situación
Muchos niños y jóvenes tienden a ser rebeldes porque no comprenden las acciones que los adultos toman con respecto a sus actos, es decir, para ellos es injusto que los castiguen si no les dicen por qué motivo lo hacen. Toma un tiempo y siéntate con tu hijo o hija para explicarle su situación, las consecuencias de sus comportamientos y las soluciones que deben aplicar.
- Establece límites claros
El orden es tu mejor aliado en estas situaciones, así como las reglas y las consecuencias cuando estas no se cumplen. De esta manera, los niños pueden controlar sus acciones dentro de esos límites establecidos. Después de todo a ningún niño le gusta ser castigado y optarán entonces por adoptar otras medidas más funcionales y adaptativas. Si bien, lo ideal es educar a los niños en la responsabilidad y no la obediencia.
- Castigos adecuados
¿A qué nos referimos con castigar? En psicología, el castigo hace referencia al hecho de retirar un elemento que el niño disfrute, lejos de su control o en cambio que realice alguna actividad que no considere divertida. De esta manera aprenden que cuando realizan un acto inadecuado esto conlleva a consecuencias negativas para ellos, como la disminución el disfrute o la realización de un trabajo. Evita los castigos físicos y explica siempre por qué estás imponiendo dicho castigo y lo que debe hacer de ahora en adelante para mejorar su situación.
Existen ciertas corrientes educativas, por otro lado, que abogan por utilizar con los niños las consecuencias naturales (aquellas que derivan directamente de sus actos) en lugar de los castigos.
- Trata de prevenir las situaciones estresantes
En su mayoría, los síntomas se desencadenan debido a una situación problemática que causa malestar, incomodidad y frustración a los pequeños. Para evitarlo, observa muy bien cuáles son estas situaciones y trata de ofrecer soluciones sencillas para ellos imitar y, de esta forma, que puedan resolver el problema.
Recuerda que siempre puedes ayudar a tu pequeño si todos en la familia colaboran y tienen dedicación a mejorar.
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