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Empieza la cuenta atrás para el momento más esperado del embarazo, el momento del parto o el nacimiento de tu bebé. En la semana 38 de gestación debes estar muy atenta a las contracciones de parto. El útero ya no es el entorno indispensable que necesita el bebé porque ya tiene tiene todos sus órganos preparados para sobrevivir en el exterior. Algunos siguen su desarrollo después del nacimiento, como el sistema nervioso, pero el bebé ya está capacitado para vivir con normalidad fuera del útero.
Las estadísticas revelan que sólo el 5 por ciento de los bebés nace en la fecha prevista, mientras que el 95 por ciento restante lo hace antes o después.
Predecir el día en que nacerá el bebé con exactitud es complicado, por eso, conviene estar alerta a las señales que indiquen que estás de parto como la rotura de aguas, las contracciones regulares o el sangrado vaginal.
Varios son los factores que se unen para desencadenar el parto a partir de la semana treinta y ocho de embarazo. Los pulmones del bebé y la placenta suelen sincronizarse para poner en marcha el parto. Así, cuando los pulmones están maduros, segregan una proteína al líquido amniótico que altera la producción hormonas.
Este cambio hace que la placenta reduzca la emisión de progesterona y fomente la producción de una nueva hormona conocida con el nombre de oxitocina, que es la encargada de regular las contracciones del útero y participa en todo el proceso de dilatación durante el parto. La oxitocina también es conocida como la hormona del amor, pues se segrega durante el acto sexual y además interviene en la memoria de los recuerdos y ayuda a olvidar el dolor del trabajo de parto.
El cansancio marcará tu embarazo en estas últimas semanas, debido a que tendrás dificultades para descansar por la noche, y cualquier actividad durante el día te costará más esfuerzo. Procura relajarte y descansar.
En la semana 38 de embarazo, el bebé pesa unos 3 kilos y mide 47 centímetros. Tu bebé ya está preparado para vivir fuera del útero. Conforme se acerca el momento del parto, se produce un incremento de sus niveles hormonales, que contribuirán a mantener los niveles de presión sanguínea y glucosa después del nacimiento y sus movimientos respiratorios aumentan.
A nivel músculo-esquelético, se ha desarrollado el tono muscular, aunque los miembros superiores e inferiores continúan flexionados. La grasa subcutánea aumenta y la piel es lisa y suave, blanquecina o sonrosada. El lanugo y el vérnix caseoso continúan desapareciendo. El cabello es más largo y grueso. Las uñas de las manos sobrepasan la punta de los dedos.
La higiene de las partes íntimas debe extremarse de cara al parto. Durante la semana 38 de embarazo, notarás que el flujo vaginal es algo más espeso y abundante, y además orinas con frecuencia. Debido a que los orificios están dilatados, evitarás infecciones con una higiene regular y adecuada de tus partes íntimas para que éstas no dificulten el desarrollo de un parto normal. Las mujeres que han padecido con anterioridad un herpes genital deben controlar si notan escozor por si se repite un brote.
A los exámenes ginecológicos y ecográficos se le añade también el registro cardiotocográfico del bebé, también conocido como monitorización. Consiste en colocar a la madre unos detectores en su tripa para que registren los latidos del corazón del bebé y las contracciones del útero. Cuando el útero se contrae, el corazón del bebé late más deprisa durante unos segundos y eso indica que el bebé goza de un buen estado de salud.
Otra prueba complementaria en las últimas semanas es la amnioscopia, que consiste en introducir un tubo por la vagina hasta el cérvix uterino y mediante una luz fría visualizar la bolsa amniótica. Esta prueba no se realiza de rutina en todos los centros.
Mediante una exploración vaginal, tu ginecólogo comprobará la dilatación del cuello del útero y su grado de borramiento. Si existe dilatación cervical, te realizarán una amnioscopia para ver el color del líquido amniótico, que debe ser transparente. Si es verde o marrón indica sufrimiento fetal, por lo que habría que inducir el parto.
Tu tensión arterial no debe superar 140 mmHg de máxima y 90 mmHg de mínima. De manera que evita ponerte nerviosa por la cercanía de la fecha de parto. Recaba toda la información que puedas sobre las fases del parto y de este modo evitarás el miedo a lo desconocido. Habla con otras madres, con tu matrona y ponte en contacto con una doula para que te ayude a vivir tu maternidad de forma natural.
En las dos últimas semanas de embarazo quizás sientas más hambre de lo normal. Para saciar el apetito de manera saludable, recurre a la fruta cuando tengas hambre. Lleva una pieza de fruta siempre en el bolso, en casa corta fruta y verdura y guárdalas en un recipiente en la nevera para tenerla preparada. Puedes mojar palitos de zanahoria o apio en yogur o queso cremoso, tomar un puñadito de frutos secos, que te aportarán energía al instante o elegir entre una ración de tus cereales favoritos con algún lácteo.
Si tu cuerpo te pide algo salado, las patatas hechas al horno son una estupenda alternativa a las patatas fritas. Una vez asadas puedes mojarlas en salsas naturales como la de tomate. Opta por los sándwiches caseros elaborados con pan integral, pavo, pollo, lechuga, tomate, manzana y las verduras que más te gusten y prueba las tortas de arroz o maíz que son saciantes y bajas en calorías.
Las brochetas de tomates cherry con bolitas de mozzarella o los ensartados de trozos de fruta o taquitos de queso con manzana o mango también son una alternativa saludable para matar el gusanillo o decidas atacar la nevera.
Conocer cómo puede desencadenarse el parto es la mayor curiosidad y preocupación para una embarazada que está a punto de dar a luz. El parto puede iniciarse de varias maneras. Una de ellas puede producirse mediante la rotura de la bolsa de las aguas. En ocasiones, la pérdida de líquido es abundante, pero otras veces, la pérdida de líquido es escasa y se confunde con flujo u orina.
En cualquier caso, la pérdida de líquido espontáneo del saco amniótico indica que el parto debe producirse en las siguientes 24-48 horas, ya que el bebé no puede sobrevivir sin líquido en el interior del útero. Debes fijarte bien en el color del líquido amniótico, en la hora en que se produjo la rotura y acudir al hospital.
Otra forma de iniciar el parto de manera espontánea es cuando las contracciones son regulares (cada 5 minutos si es tu primer embarazo y cada 10 minutos a partir del segundo bebé), son dolorosas y no ceden con el reposo. Debes acudir a la maternidad, donde la matrona o el obstetra comprobarán mediante una exploración vaginal y una monitorización si el proceso del parto se ha iniciado.
El periodo de dilatación, que es la primera fase del parto, comienza cuando las contracciones uterinas son regulares y el cuello del útero está borrado (acortado) y dilatado 2-3 centímetros. El periodo expulsivo se inicia con la dilatación completa (10 centímetros) y finaliza con la salida del bebé. Y el periodo de alumbramiento comienza tras la salida del bebé y termina con la expulsión de la placenta. La duración de cada uno de estos periodos depende de la propia mujer, de si es su primer parto o sucesivos y de si existen o no complicaciones relacionadas con el bebé. Una actitud optimista y relajada es fundamental para ayudar al desarrollo natural del parto.
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