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Cuando el niño cumple los seis meses y se comienza con la alimentación complementaria los padres tienen duda sobre si introducirle el pan, qué tipo y en que cantidades. El pan juega un papel importante en la alimentación complementaria del bebé y a continuación te contamos todo lo que le puede aportar a tu pequeño.
El pan es un alimento que no debería faltar en la dieta básica de los niños desde que inicia la alimentación complementaria porque resulta necesario para correcto desarrollo por varios motivos:
- Constituye una excelente fuente de hidratos de carbono, que contribuyen al mantenimiento de la actividad muscular y el mejoramiento del sistema nervioso, proporcionando a tu niño energía para realizar las actividades diarias.
- Además, es alto en fibra, que favorece su sistema gastrointestinal, y en ácido fólico, que ofrece protección a su sistema cardiovascular, así como otras vitaminas del complejo B como la vitamina B1 (Tiamina), vitamina B2 (Riboflavina), vitamina B3 (Niacina) y vitamina B6 (Piridoxina).
- También yodo, zinc, calcio, fósforo, magnesio y potasio, que refuerzan su sistema inmunológico. Especialmente estos últimos, se encuentran en mayor medida en los panes integrales, debido a que se concentran en el germen y el salvado del trigo, que son separados al producir la harina blanca.
- Además de estos beneficios nutricionales, el consumo de pan ayuda al niño a desarrollar los músculos de la cara y a fortalecer sus dientes y mandíbulas, al ejercitar estos músculos durante la masticación.
Para mantener una dieta equilibrada, se recomienda dar a los niños una ración de entre 40 y 60 gramos de pan en cada comida, siendo una buena alternativa a la hora de preparar los bocadillos de las meriendas y loncheras cuando ya están más grandecitos, ya que le ofrecerán una muy buena fuente de energía, necesaria para el rendimiento escolar.
Ante la variedad de panes que encontramos en el mercado, debemos estar atentos en hacer una buena elección ya que, de acuerdo a sus ingredientes, unos pueden resultar más beneficiosos que otros. Por ejemplo, el pan de barra es más saludable que el pan de molde (el que ya viene rebanado para sándwich), ya que tiene un mayor contenido de grasas y azúcares, en ocasiones, también derivados lácteos, huevos y preservantes.
No es que no deba consumirse, sino hacerlo con prudencia. El pan integral, por su riqueza en fibra, resulta muy beneficioso en casos de estreñimiento. En todo caso, hay que ir ajustándose a las preferencias y necesidades del niño.
Aún sin tener dientes, puedes ofrecerle un trozo de pan al bebé para que lo chupe; al entrar en contacto con la saliva, se irá deshaciendo poco a poco, y es un excelente medio para aprender y ejercitarse en el morder y masticar. ¿Preferible la miga o la costra? Solo la miga puede hacer que se forme una bola difícil de masticar y solo la costra puede resultar muy duro así que, mejor es darle un trozo que contenga ambas partes del pan.
Existe el mito de que el pan engorda y, ante la temible obesidad infantil, muchas mamás prefieren restringirle el consumo de pan a los niños. Sin embargo, es bueno aclarar que el pan no es el culpable de que el niño engorde. Se trata de llevar una alimentación balanceada y una adecuada actividad física, por lo que no hay necesidad de privarlo de los beneficios nutricionales que éste le aporta.
Un pan básico contiene harina, agua, levadura o masa madre y sal. Preservando la salud de su organismo en formación, preferible darle a tu bebé alimentos sin sal ni azúcar añadidos, especialmente, al inicio de su alimentación complementaria. Recordemos la recomendación de diversas organizaciones pediátricas, como la Asociación Española de Pediatría, es restringir el aporte adicional estos productos en menores de 2 años porque sus riñones son demasiado inmaduros para manejar sobrecargas de sal.
Difícilmente encontrarás en la panadería panes sin sal, la alternativa sería hacerlo tú misma en casa. Acá te dejo una receta sencilla:
- Ingredientes: 350 gr de agua, 25 gr de levadura, 600 gr de harina
- Procedimiento: Amasa los ingredientes y deja en reposo, tapado, durante 45 minutos, en una bandeja (a la que puedes untar aceite de oliva). Al cabo de este tiempo, habrá levado y es momento de amasar nuevamente por unos minutos. En la bandeja que llevarás al horno, coloca papel de hornear y arma los bollitos del tamaño deseado, que irás colocando sobre este papel. Hornea por 20 - 30 minutos a 200ºC (dependiendo del tamaño de tus panes).
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