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¡Es la hora del baño! Muchos niños pasan por una fase en la que se resisten a darse una ducha o un baño, a menudo porque eso supone dejar los juegos y tener unas rutinas. Sin embargo, transmitir buenos hábitos de higiene a nuestros hijos es muy importante, desde que son muy pequeños. Este cuento corto escrito por Elena Barroso se titula 'El pequeño Gatofú' y está dedicado a todos esos niños que no quieren bañarse. ¡Disfrutad mucho de la lectura!
Blanco, suave y redondito. Así era Gatofú, el gato más adorable del barrio.
- ¡Gatofú! ¡Déjame que te dé un achuchón! – solían decirle.
Y es que Gatofú era irresistible… Salvo cuando empezó a no querer asearse.
Cuando llegaba el momento del baño diario, Gatofú se inventaba las excusas más extravagantes para escaparse y no meter en el agua ni los bigotes.
- ¡Es que hoy tengo un grano en la zarpa!
- Es que espera, que estoy hablando con mi amigo invisible.
- Es que tengo que ir a hacer pipí… y es un pipí larguísimo.
Y así un día tras otro.
De manera que su pelo blanco empezó a ponerse grisáceo y ya no era tan suave porque las pelotillas más traviesas se arremolinaban en los sitios más insospechados.
A Gatofú esto no le molestaba. Al contrario: ¡había puesto nombre a sus pelotillas! Pitita era la de la oreja, Michina era la del rabo, Pataclú era la del lomo… Y así.
A veces se sentía un poco incómodo con todo esto encima y no podía parar de rascarse. Pero nada importante. Él seguía sin querer meterse en el agua bajo ningún concepto.
Un buen día (o malo, según se mire, porque caían chuzos de punta) Gatofú bajó del tejado en el que jugaba por las tardes. Quería cobijarse bajo las marquesinas del barrio porque llovía a mares, y allí en ese mismo lugar estaba su amigo Ezequiel.
- Hola - dijo Gatofú al acomodarse al lado de su amigo.
- Hola - dijo Ezequiel de manera indiferente.
- ¿Te ocurre algo Ezequiel?
El gato Ezequiel, miró fijamente a Gatofú:
- ¡Vaya! ¡Ni te había conocido! ¿Dónde ha quedado tu blanco pelaje? ¿Es que te has teñido de gris?
Gatofú se quedó pensativo. Quizá debería pensar en bañarse, al menos solo una vez, para recuperar su color y su suavidad. Podía probar esa misma noche.
Al llegar la hora, su mamá, como cada día, le había preparado un espumoso baño de color azul. Se quedó muy sorprendida al ver que su Gatofú metía primero una patita, luego la otra y luego ¡el cuerpo entero!
Pero más sorprendido se quedó Gatofú al sentir las gotitas templadas resbalando por su pelo. Cuando cerraba los ojos, podía imaginar que estaba en el mar. El agua traviesa hacía remolinos bajo sus patitas y… ¡era divertidísimo!
Agudizó bien su olfato y el suave olor al jabón azul de su mamá lo envolvió. Se sintió más limpio y suave que nunca. Y ese olor suave y tierno ya lo acompañó para siempre.
Desde entonces, Gatofú era blanco, suave, redondito y siempre olía maravillosamente bien.
La hora del baño es un ritual diario que brinda una oportunidad perfecta de contacto con los hijos y no solo eso, sino que introduce una rutina muy beneficiosa preparando psicológicamente a los niños para el descenso de actividad antes de ir a dormir.
El momento del baño supone una ruptura con lo que se está haciendo y eso los niños lo saben. Cuando son bebés no hay ningún problema, pero es muy común que a partir de cierta edad los niños se muestren reticentes por diversos motivos. Un motivo puede ser simplemente que tienen que dejar lo que están haciendo. En otras ocasiones, los niños no quieren bañarse porque hay alguna sensación física asociada al baño que no les agrada, como el frío al salir o el agua en los ojos.
A través de este cuento lo que se pretende es poner en valor dos cosas: la primera y más obvia es que si no te aseas vas a estar sucio, y la segunda es que el baño es una experiencia sensorial maravillosa y digna de disfrutar con atención: el agua templada resbalando por la cabeza, el chapoteo, el buen olor.
Así, tras la lectura del cuento proponemos varias preguntas. Algunas preguntas irán enfocadas a saber si el niño ha prestado atención al cuento y otras irán dirigidas a provocar la curiosidad por el placer de jugar en el agua. ¡Aquí van!
- ¿Cómo era Gatofú?
- ¿Cómo se llamaba el amigo de Gatofú?
- Cuando Gatofú bajó del tejado y se encontró con su amigo, ¿qué tiempo hacía?
- ¿Te gusta a ti el agua calentita?
- ¿Te has fijado en el arco iris que a veces vive dentro de las pompas de jabón?
- El jabón azul de Gatofú huele genial, ¿cómo huele el jabón de tu baño?
- ¿Has intentado hundir en el agua un vasito dado la vuelta? ¡Prueba!
Los hábitos de higiene que debemos enseñar a los niños, desde que son pequeños, pasan por la importancia de ducharnos o bañarnos. Sin embargo, también es importante que creemos el hábito de cepillarnos los dientes, de toser o estornudar en el codo, de lavarnos las manos frecuentemente... Y todos los recursos educativos que a continuación te proponemos están pensados con ese objetivo.
¡Que los disfrutéis!
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