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Esta bonita fábula de Esopo trata de dos grandes características, muy comunes entre las personas: la terquedad y la testarudez. La fábula de Las dos cabras es un buen recurso para enseñar a los niños las consecuencias de ser terco o testarudo.
Cuenta la historia de dos cabras que soñaban con vivir en libertad pero que por su terquedad acabaron teniendo una mala experiencia. Las fábulas, así como sus respectivas moralejas, son un buen recurso para educar en valores a los niños.
Érase una vez dos cabras que, ansiosas por vivir en libertad, abandonaron sus respectivos rebaños y bajaron las montañas, por diferentes lados, hasta la orilla de un río.
Por una extraña coincidencia, las dos cabras se encontraron en lados distintos del río, separadas por un tronco de árbol que hacía de puente sobre el ancho del río.
El tronco era demasiado estrecho y solo se podía pasar un animal o persona a la vez.
Las dos cabras, se miraron, y por lo testarudas y tercas que eran, decidieron avanzar por el tronco a la vez.
Al cruzar por el tronco, las dos cabras se encontraron frente a frente a la mitad del tronco. Pero ninguna de las dos quiso ceder el paso a la otra.
Y allí se quedaron horas y horas sin que ninguna retrocediera, hasta que en un determinado momento, el tronco empezó a romperse debido al peso de las cabras, y ellas acabaron cayéndose al río.
Moraleja 1: Es más sábio cooperar que ser obstinado.
Moraleja 2: La testarudez y la terquedad son malas compañeras.
Tras leer la fábula con tu hijo, ayúdale a comprender el mensaje del texto, con las siguientes preguntas:
- ¿Por qué las dos cabras decidieron abandonar sus rebaños?
- Al llegaren a la orilla del río, ¿qué hicieron las dos cabras?
- ¿Por qué las dos cabras no pudieron pasar al mismo tiempo por el tronco para cruzar el río?
- ¿Cómo se podría evitar que las dos cabras se cayesen al río?
- ¿Qué lección podemos aprender de esa historia?
Qué podemos hacer si el niño es terco
Es normal que el niño pueda enfadarse, cuestionar cosas y tratar de imponer su criterio pero se debe evitar que esta actitud se convierta en algo natural de su forma de ser. Es importante que cuanto antes sea corregida la actitud de terquedad será mejor, ya que a mayor edad tenga el niño más complicado será hacerlo. Para conseguirlo, podemos seguir los siguientes consejos.
- Prevenir. Si sabemos que la consigna que le pidamos al niño va a frustrarle, es mejor que 5 minutos antes se le vaya avisando de lo que va a tener que hacer. Así, conseguiremos que su terquedad sea menos intensa y evitar una rabieta.
- Ser ejemplo. Es importante que los padres prediquen con el ejemplo, ya que si ven, por ejemplo que dejan de comer algo porque no les gusta, ellos decidirán hacer lo mismo.
- Evitar los mensajes negativos. Es importante que lo adultos eviten las negativas. Si se usa el no para evitar el comportamiento terco del niño, la situación se agrava. Es mejor que los padres explique las consecuencias de que el niño actúe de tal manera antes de utilizar un no.
- Usar la calma. La terquedad aparece como una etapa normal en la infancia, por eso será mejor tomar esta situación con calma y evitar enfadarse con el niño.
- Evitar el castigo. Es mejor no usar el castigo como consecuencia de su comportamiento. Será mejor demostrar al niño que es conveniente que obedezca. No vale de nada prohibir sin explicar. Los niños quieren y necesitan saber por qué no pueden hacer aquello que les da la gana y que es mejor hacer caso a lo que le dice el adulto.
- Negociar. A través de la persuasión es posible evitar situaciones incómodas. Se trata de utilizar la negociación para reconducir su terquedad y que la situación sea más fácil para todas las partes. Se puede ofrecer opciones permitiendo que el pequeño elija y tome decisiones. Gracias a esto sentirá mayor control y libertad lo que le hará estar dispuesto a la colaboración y superar su cabezonería.
- Mensajes positivos. Hay cuestiones que no son negociables. En este caso será mejor utilizar mensajes que guíen al niño de manera positiva, que dar órdenes e imponer.
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