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La piel de los niños es envidiable, que levante la mano a quién no le gustaría volver a tener esa piel suave, tersa, delicada y tierna. Sin embargo, es inevitable, a medida que crecemos la piel se vuelve más seca, menos elástica y con más impurezas. Pero además ocurre algo muy curioso, a medida que crecemos la piel se va llenando de lunares.
Y es que, aunque los primeros lunares pueden aparecer en el desarrollo embrionario o en los primeros meses de vida, todos los demás se desarrollan entre la segunda y tercera década de la vida de una persona. Más allá de la mayor o menor cantidad de lunares que uno tenga, importa que no perdamos de vista a estas pequeñas manchas de la piel, algunas pueden llegar a ser malignos. Esta es una guía completa para identificar si los lunares de tu hijo son cancerosos.
Los médicos denominan a los lunares, nevus, en definitiva, no es otra cosa que una formación de células mélicas. Las células mélicas están formadas por melanocitos y están por toda nuestra piel, dan color a los labios, los ojos o el cabello. Cuando estos melanocitos se acumulan en una determinada zona de la piel dan lugar a los lunares.
Los lunares pueden aparecer durante el desarrollo del bebé en el vientre materno o incluso aparecer a lo largo del crecimiento, incluso aunque no lo creas, pueden llegar a desaparecer. La aparición o no de lunares en el cuerpo depende de:
- Herencia genética: quizás incluso algún familiar y tu tengáis algún lunar de igual forma en el mismo sitio, son lunares congénitos.
- Adolescencia: los cambios hormonales propios de esta etapa hace que aumente las concentraciones de células mélicas.
- Embarazo: la etapa gestacional hace que aumenten los lunares y manchas en la piel.
- Exposición al sol: la exposición a los rayos ultravioleta es un factor decisivo. Existe una relación directa entre las exposiciones intensas al sol y los nuevos lunares.
- Fármacos: algunos lunares que aparecen de repente se asocian a la ingesta de algunos fármacos. Son los llamados nevus eruptivos, que generalmente salen con los inmunosupresores y la quimioterapia.
Todos los padres nos hemos preocupado alguna vez por esas pequeñas manchas que salen en la piel de nuestros hijos. Las miramos con lupa y, si sospechamos de ellos, acudimos directamente al médico. Yo ya he ido en varias ocasiones y, afortunadamente, he vuelto a casa con un diagnóstico positivo que me tranquilizó.
Sin embargo, quise aprender más sobre los lunares y descartar así una alarma innecesaria o simplemente conocer cuándo debía consultar al pediatra. Esto quizás te ayude a ti también. Estas son las reglas que has de seguir para saber si un lunar puede ser cancerígeno:
- Simetría: si trazas una línea vertical u horizontal y es simétrico por ambos lados es un lunar benigno. Sin embargo, si es asimétrico puede ser un lunar maligno.
- Bordes: si los bordes del lunar son regulares es un lunar benigno, sin embargo, si sus bordes son irregulares, en algunas zonas ondulados y en otras más planos, es conveniente consultar.
- Tonalidad: los lunares que tienen un torno uniforme en todo su perímetro son lunares normales, sin embargo, si tiene diferentes tonalidades color café, azulado, negruzco es importante consultar con el dermatólogo.
- Tamaño: un lunar de menos de 6 milímetros que no presente ninguna particularidad como las anteriormente descritas, es un lunar normal, sin embargo si es mayor de este tamaño conviene consultar con el especialista.
- Evolución: si el lunar nunca cambia, cambia de color o crece es un lunar benigno, si el lunar va evolucionando a lo largo del tiempo podría ser un lunar maligno.
Otros síntomas que presentan los tumores malignos son picor, enrojecimiento o dolor.
Puede que hayas observado que tu hijo o tu mismo tienes unos pequeños lunares de color rojo, incluso pueden haber ido apareciendo y un bueno día te das cuenta que tienes muchos, son nevus rubí. Pueden aparecer por diversas causas:
- Problemas en el hígado debido a una dieta que acumula toxinas.
- Crecimiento anómalo de pequeños vasos sanguíneos.
- Sobreexposición al sol.
- Hereditarios.
- En mujeres se puede deber a desórdenes hormonales.
- La edad.
Los lunares son, por desgracia, una de las señales que nos pueden advertir de un cáncer de piel. En el caso de los adultos, la luz ultravioleta (UV) puede causar melanomas en cualquier área de la piel y puede hacer que un lunar sea más proclive a convertirse en un melanoma (se suelen requerir muchos años de exposición solar). Por eso lo mejor es que desde la infancia, con gestos y hábitos sencillos, podamos prevenir la aparición de los mismos.
- Evita exponer al niño al sol durante mucho tiempo y, sobre todo, en la horas centrales del día (entre las 12.00 y las 16.00 horas).
- Si tu niño es menor de tres años y estáis en la playa o la piscina, protégele con una camiseta, ponle siempre un gorro, gafas de sol y échale protector a menudo (mínimo, cada dos horas). Y, muy importante, como nos dicen desde la Agencia española de Medicamentos y Productos Sanitarios, en su documento sobre la protección solar, 'ofrecerle al niño siempre mucha agua'.
- A la hora de escoger la mejor crema solar, ten en cuenta el siguiente criterio: que proteja frente a la radiación ultravioleta B y A (UVB y UVA). Y nunca uses uno del año anterior, ¡pierden fuerza!
- Otro criterio que debes saber antes de hacerte con una crema solar es el tipo de piel de tu hijo. Porque no todos los protectores sirven para todos los niños, depende del fototipo y la edad del niño.
- Aunque veas que las nubes tapan el sol, ¡no te confíes! Puede ser igual de peligro o más. Échate y échale a tu hijo siempre, siempre, siempre protector por todo el cuerpo y extiéndeselo para que se absorba bien.
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