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Se acerca el fin de curso para muchos estudiantes. Tras un largo curso es hora de hacer un esfuerzo final y poder disfrutar de las vacaciones. Sin embargo, antes de ello hay que pasar los temidos exámenes finales. Muchos niños se enfrentarán con confianza y seguridad, otros con miedo y ansiedad y algunos pocos, con pocas ganas ante la sensación de que fracasarán.
Para asegurar que los niños tienen buenas calificaciones, muchos padres recurren a un sistema de refuerzo basado en los regalos pero, ¿es bueno incentivar a los niños con premios para que saquen buenas notas?
Muchos padres tienden a ofrecer a sus hijos un regalo o un premio si sacan buenas notas. Sin embargo, lejos de tener un resultado positivo este tipo de actitudes, pueden suponer un efecto negativo para el niño.
Hay familias con niños en edad escolar que se quedan algunos fines de semana en casa al estar castigadas porque sus hijos han suspendido un examen. Como consecuencia, toda la familia se queda sin planes. Por contra, los niños tienen videoconsolas o han viajado a Disneyland Paris porque en algún momento sacaron buenas notas.
Pero, ¿qué es lo adecuado? ¿Dar premios a los hijos al sacar buenas calificaciones o castigarles si sacaran malos resultados? Para sacar algunas conclusiones, en nuestro sitio pedido la opinión de nuestros psicólogos y pedagogos colaboradores. Y la respuesta de todos ellos es clara.
Si premiamos a un niño por una buena nota, la siguiente ocasión pedirá un regalo mayor y así sucesivamente. Si, por el contrario, hemos prometido un regalo por terminar el curso sin ningún suspenso y eso no se cumple, aumentará la sensación de fracaso en el niño y de frustración, porque ni siquiera con un estímulo consiguió aprobar.
Los expertos aconsejan elogiar, alabar, aplaudir y felicitar a nuestros hijos cuando obtienen resultados positivos en el colegio, pero nunca comprarles con regalos. El trabajo del estudiante es estudiar y hemos de reconocer sus méritos y apoyarle en sus fracasos, evitando siempre que el objetivo final sea un regalo o un premio.
No está de mas, en cualquier caso, si el niño ha traído buenas notas, celebrarlo con su cena favorita, hacer una tarta para disfrutarla en familia a su salud o salir a ver una película que le guste.
Los expertos tampoco recomiendan castigar a los niños cuando sacan malas notas. En primer lugar, el castigo (y mucho menos el castigo físico) no es una herramienta pedagógica que funcione a largo plazo. Es verdad que puede cambiar una conducta que está ocurriendo en este momento (por ejemplo, 'como no dejes de pegar a tu hermano, te voy a castigar' y el niño deja de golpear a su hermano). Sin embargo, si lo que queremos es que el niño cambie un comportamiento, el castigo no es el recurso más eficaz.
Con las malas notas ocurre lo mismo. No por castigar a los niños sin ver a sus amigos, sin fiesta de cumpleaños o sin jugar a la videoconsola, vamos a conseguir que la próxima evaluación, el próximo examen o el próximo curso saquen mejores notas. Y es que, es posible que en el momento en el que les ponemos la penalización se sientan mal (¿acaso funciona que los niños se sientan mal para educarles?) y se propongan esforzarse más la próxima vez. Sin embargo, si no sugerimos otra forma de reflexión, no mantendrán mucho tiempo la motivación.
Por eso, si los niños llegan con malas notas a casa, sigue estos consejos:
- No castigar, pero tampoco gritarles
Igual que no sirve de nada el castigo, tampoco ayudará que les demos un grito a los niños. Esta actitud hará que los niños sufran aún más por el bajo rendimiento escolar e, incluso, se sientan fracasados.
- Buscar la causa de las malas notas
Debemos preguntar a los niños qué creen que hay detrás de estas malas notas y qué podemos hacer para revertir la situación. También es momento de hablar con los profesores de nuestro hijo. No podemos olvidar que la comunicación de los padres y los maestros es muy importante a lo largo de todo el curso.
Pueden ser muchas las causas detrás de los bajos resultados: que los niños no han logrado concentrarse, que no se han esforzado lo suficiente, problemas de aprendizaje, conflictos emocionales, que no se encuentran a gusto con sus compañeros, etc.
- Mostrar cariño y reforzar la autoestima
Una de las consecuencias de las malas notas es que los niños ven mermada su autoestima. Por eso, es importante que los padres les mostremos cariño y apoyo en este momento. En lugar de distanciarnos de nuestro hijo y culparle de los bajos resultados, debemos unirnos para enfrentarnos a la situación y buscar soluciones en conjunto.
- Motivar a los niños para que se esfuercen más
Este es el momento para enseñar a los niños que se puede aprender mucho de los errores que cometemos y que debemos motivarnos para seguir esforzándonos y así lograr las metas que nos propongamos.
A veces, los padres les damos una excesiva importancia a las calificaciones escolares de nuestros hijos. Cuando vienen con malos resultados, parece que se va a acabar el mundo; y cuando traen buenas notas, nos sentimos los padres más orgullosos del universo. Pero, ¿realmente es justo que basemos cómo nos sentimos hacia nuestros pequeños según lo que ponga en su boletín de calificaciones?
No podemos olvidar que las notas son cuantificaciones numéricas que tratan de valorar lo que los niños han aprendido durante el curso o si han cumplido con las expectativas que se esperaban de ellos. Sin embargo, no siempre reflejan todo el esfuerzo e ilusión que nuestros hijos han depositado en una asignatura. Es por ello, que las notas deben analizarse siempre desde un punto de vista relativo y, sobre todo, tenemos que ser justos con nuestros hijos.
Cada niño (incluso cada adulto) tiene habilidades y capacidades diferentes. A algunos se les dan bien las matemáticas, a otros la escritura o el inglés. Pero también habrá quién sea un experto en ayudar a la gente, en bailar o en cuidar a los animales. Y todas estas habilidades no se reflejan en sus boletines de notas. Por eso, no podemos dejar que nuestros hijos se sientan fracasados si sacan malos resultados, porque no están teniendo en cuenta las habilidades que a ellos se les dan bien.
Llegados a este punto, resulta interesante estudiar las conclusiones expuestas por el artículo publicado en la revista Sophia de la Universidad Politécnica Salesiana de Ecuador titulado 'Las calificaciones como obstáculo para el desarrollo del pensamiento' (escrito por Jorge Villarroel). Este explica que el afán de obtener siempre las mejores calificaciones hace que los alumnos dejen de pensar y de ser creativos, pues su único objetivo es cumplir con los puntos que les llevarán a tener buenas notas. Además, las notas pocas veces valoran las capacidades intelectuales de los estudiantes. Si bien este hace referencia a la educación universitaria, sus reflexiones se pueden extrapolar a los estudiantes de distintas edades.
Además, que un niño saque buenas notas, no significa que sea buena persona (ni que lo vaya a ser en el futuro) ni que sea feliz. Por eso, qué es más importante: ¿qué los niños tengan buenos resultados escolares o que aprendan y sean felices? Ahí queda la reflexión.
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