Celos

Qué hacer y qué no hacer para tratar los celos entre hermanos

Qué hacer y qué no hacer para tratar los celos entre hermanos

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Hay celos de parejas, hay celos laborales, hay celos entre padres y los hay entre hermanos, porque siempre que hay inseguridad en uno mismo, hay celos. Para los padres, que sus hijos tengan celos uno del otro es una situación difícil que crea estrés, desconcierto e inevitablemente sentimientos de culpabilidad: '¿Qué estoy haciendo mal?' o '¿En qué momento me he equivocado?'. ¡Te contamos qué hacer y qué no hacer para tratar los celos entre hermanos!

Los celos son una maraña de espinas que arañan nuestros sentimientos dejando unas marcas que a simple vista no sangran pero que, sin ser conscientes, penetran en nuestro interior y allí germinan cociéndose a fuego lento, creando una herida invisible de consecuencias inciertas. Los celos son percibidos como el temor y el miedo a perder el afecto, el cariño o el amor de un ser querido, dejando un evidente rastro de aflicción y, como consecuencia, atormentando a nuestro ánimo.

Hay herramientas que pueden ayudar a evitar situaciones de celos entre hermanos, ya que los celos mal curados, mal gestionados o mal entendidos por los propios afectados, además de dejar heridas abiertas—en ocasiones incurables— pueden marcar la personalidad de los niños y niñas, condicionando las relaciones familiares.

Hay que partir de que los celos entre hermanos son inherentes al ser humano y, por tanto, hay que tomarlos como algo natural que no siempre se puede evitar. Tras los celos entre hermanos subyacen la envidia, la competencia, el enfrentamiento y la hostilidad, llegando a generar un gran estrés y sufrimiento en la persona que los sufre y, en consecuencia, instaurándose un mal ambiente en casa.

Las reacciones entre los hermanos que tienen celos pueden ser múltiples: rechazo, destrucción de pertenencias (juguetes, objetos muy queridos), amenazas, insultos, intentos por ridiculizarle; no obstante, todas estas conductas aversivas se conjugan con escenas verdaderas de armonía, cariño y buena relación entre hermanos.

Otra reacción común son las llamadas de atención del hermano que sufre celos hacia sus padres, especialmente con la llegada de un hermano nuevo. En este momento puede que el menor desarrolle conductas que supongan un involución en su desarrollo:

- Que vuelva a etapas del lenguaje que ya tenía superadas.

- Que aparezcan antiguos miedos.

- Que vuelva a hacerse pis en la cama.

- Que no quiera dormir solo y exija hacerlo en la habitación de los padres, porque ahí está su hermano.

Sería interesante, en este sentido, estar alerta y, en la medida de lo posible, ignorar aquellas conductas que ya tenía superadas y no se corresponden con su momento evolutivo.

Por otro lado hacerle partícipe del cuidado de su hermano en algunas tareas cotidianas como la hora del baño, el cambio de pañal o la comida, reforzándolo con elogios y expresiones positivas puede ayudar a relajar la situación.

Según explica de la Asociación Española de Pediatría, en su informe 'Los celos infantiles', 'los celos solo son dañinos si los padres se dedican a reprimirlos o corregirlos o desprecian al niño por tener esa reacción natural y, en ocasiones, hay más problema en la madre por sensaciones de culpa al tener otro hijo y anticiparse al duelo del hijo presente que el que presenta el propio niño'.

Sin duda uno de los errores más comunes entre padres y familiares es buscar las comparaciones entre hermanos. El empeño de los padres en que las cualidades que brillan en un hermano se vean reflejadas automáticamente en el otro, crea un caldo de cultivo en el que pronto van a germinar los celos.

Entender que cada hermano es una persona diferente con inquietudes, intereses, necesidades y tiempos diferentes y darles a cada uno el espacio y la atención necesaria es una tarea que, aun no siendo fácil para los padres, puede evitar la competencia entre ellos. ¿Qué más cosas debemos hacer y cuáles evitar?

- No hay que tener temor a elogiar a un hijo por miedo a que el otro se sienta mal, creo que lo bueno es importante decirlo, lo único que evitando las comparaciones.

- Es prioritario enseñar a nuestros hijos a enfrentarse a sus frustraciones, especialmente en situaciones en las que el otro hermano se muestra resolutivo.

- Restarle importancia a sus intentos fallidos, animarles a que lo vuelvan a intentar, ayudarles a encontrar los errores, evitando la presión y elogiando los avances, puede ser fructífero.

- Considero importante que entre hermanos se sepa valorar y alabar lo bueno del otro. Saberse querido por un hermano y tener su reconocimiento es una manera natural de crear lazos.

- De la misma manera, enseñarles a que entre ellos pueden servirse de ayuda, en aquellas prácticas en las que son menos hábiles, puede convertirse en una buena manera de estrechar relaciones y valorarse como hermanos.

- También es necesario fomentar los momentos distendidos entre la familia a través de juegos cooperativos, salidas, viajes y todas aquellas actividades que proporcionen momentos de placer y refuercen vínculos.

Una vez más es importante saber manejar las emociones. Como padres intentamos buscar el equilibrio. Nosotros podemos colaborar a regular su estado anímico y a garantizar esa armonía. El ayudarles a crecer con una adecuada educación emocional, proporcionándoles seguridad en sí mismos, respetando los intereses de los demás y enseñarles a superar y afrontar sus límites, servirá para que tengan herramientas con las que afronten situaciones venideras, como los celos, sean del tipo que sean.

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