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Llega el verano y ya estamos deseando poder pasar unos días de playa en familia. Las precauciones para tener un verano inolvidable son evidentes y pasan por proteger del sol a los más pequeños de la casa. Pero cualquier prevención es poca y a veces ocurre que los niños se queman por el sol.
Cuando un niño se ha quemado por el sol debemos comprobar primero la gravedad de la quemadura y llevarlo al pediatra lo antes posible si se ha quemado en una zona amplia del cuerpo o si presenta vómitos y mareos. Pero para una quemadura solar leve, nosotros mismos podemos ocuparnos y curarla de la mejor manera posible.
El primer paso ante una quemadura solar es retirar al niño del sol, llevarlo a un lugar con sombra y, si es posible, fresco. Hay que lavar la zona afectada con agua fría y tampoco viene mal dar un baño al niño o una ducha con agua templada. No es conveniente utilizar jabón en la zona quemada porque podría aumentar la irritación de la piel.
Tampoco se debe secar la zona quemada frotando con una toalla, es mejor dejar que se seque o dando pequeños toques con un paño de algodón. Conviene tener esa quemadura del sol continuamente hidratada y uno de los mejores remedios es aplicar un spray de agua termal cada poco tiempo. Otro remedio casero muy eficaz para las quemaduras solares son las compresas frías empapadas en leche o aplicar una capa de yogur natural.
Para evitar que la quemadura solar deje una cicatriz en la piel del niño, podemos utilizar el Aloe Vera, pasando un trocito de la planta por la zona afectada. Pero para este remedio hay que esperar un día o dos. Hasta que la piel se haya regenerado por completo, lo mejor es mantener la zona tapada y que no le pueda dar el sol, porque el resultado serían cambios de pigmentación en la piel.
Una quemadura solar se manifiesta en forma de enrojecimiento, aumento de la temperatura y picor en la piel. Estos son los síntomas de una quemadura por el sol de carácter leve que pueden aparecer pasadas unas horas de la exposición al sol. En el caso de que la quemadura vaya acompañada también de un dolor intenso, de mareos, vómitos o temblores, hay que llevar al niño para que lo vea un pediatra y se ocupe de su tratamiento.
Mientras la quemadura siga enrojecida, el mejor tratamiento es aplicar agua o compresas humedecidas, pero pronto hay que pasar a las lociones hidratantes para que la piel se recupere cuanto antes.
Por ser los niños tan activos, especialmente en verano, es conveniente tapar la quemadura la mayor parte del tiempo, aunque es cierto que esta medida retrasa la regeneración de la piel. Hay que mantener al niño vigilado para que no rompa la ampolla que pueda salir en la zona porque podría provocar una infección muy dolorosa en la piel.
En cualquier caso, nunca está de más insistir en que los niños deben ir bien protegidos en verano. La loción con un índice de protección solar elevado no puede faltar en la maleta de la vacaciones y no podemos bajar la guardia en este tema. Niños y adultos debemos protegernos del sol por nuestra salud pero también para poder disfrutar al máximo de los días de playa.
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