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Que los niños sientan alguna vez vergüenza no es malo. Descubre el lado positivo de que los niños experimenten vergüenza y lo que pueden aprender de ella de la mano de la psicóloga Begoña Ibarrola. Además, te damos consejos para que como padre y madre ayudes a tu hijo a gestionar esta emoción.
La vergüenza es una emoción social, es decir, se aprende, no nacemos con la vergüenza. Nacemos con alegría, tristeza, miedo, enfado, sorpresa y asco, pero con la vergüenza no. ¿Entonces qué sucede? Curiosamente está provocada porque percibimos algo negativo en nosotros ante una actuación o los demás hacen que nos sintamos avergonzados porque evalúan como negativo algo que hacemos.
Puede que haya un niño que su temperamento sea tímido, un chaval al que le den más cosas vergüenza, como conocer amigos nuevos, exponerse en público, recitar una poesía, cantar delante de otras personas... Pero la vergüenza es una emoción que va unida a tener una 'conducta' o 'experimentar una acción' que tú consideras que no está la altura de las circunstancias y/o que los demás incluso te pueden juzgar como algo negativo. Por lo tanto, no es solamente que tú sientas vergüenza, sino que otros te avergüencen.
Sabiendo todo esto de partida, cuando como padres nos plantemos cómo queremos que sea la educación de nuestros hijos debemos considerar no educar en la vergüenza, es decir, provocarla, pero tampoco eliminarla por completo.
Si un niño se avergüenza de algo que ha hecho y le resulta difícil verbalizarlo, tú puedes ayudarle a que reconozca que eso que le ha dado vergüenza hoy, puede que mañana cambie, no le provoque esa sensación y sí se atreva a plantarle cara si tiene un poco menos de miedo o no le importa lo que opinen los demás. Por ejemplo, si se avergüenza porque ha metido la pata en un sitio en público, para la próxima vez estará un poco más atento y tomará precauciones.
La vergüenza, aunque parezca difícil de creer, también tiene un aspecto positivo, porque la vergüenza es un impulso a cambiar algo. Cuando tú te avergüenzas de algo, generalmente te pregunta a ti mismo: '¿Cómo no soy capaz de hacer esto bien? Venga me lo voy a proponer'.
Tiene su elemento motivador, pero es diferente de la culpa. La vergüenza implica que tú no haces daño a los demás. Te avergüenzas por una conducta inadecuada, por ejemplo, porque eres una chica y te has metido en el baño de chicos o porque vas a salir en la obra de teatro y te tropiezas y te caes delante de todos. No implica a nadie más, ni hieres a otro, pero comprendes que aquella situación no es muy adecuada a un determinado momento.
Erróneamente tendemos a establecer una relación entre vergüenza, timidez y baja autoestima. La timidez es un rasgo de la personalidad, una forma de actuar o de comportarse ante ciertas situaciones a las que les cuesta enfrentarse; en cambio, una persona, en este caso un niño, con baja autoestima nunca se atrevería a exponerse situaciones donde pueda sentir vergüenza.
No es que la vergüenza tenga que ver directamente con la autoestima, pero retrotrae al niño, no le permite acceder a experiencias nuevas con tanta facilidad porque se siente más inseguro. La inseguridad le hace anticipar que puede que no lo haga bien, entonces ni siquiera se expone a la vergüenza.
Mientras, aquellos con buena autoestima dicen 'Venga, yo salgo delante de todos y en la fiesta de los padres voy a recitar una poesía'. Luego quizás se traban, se ponen rojos de vergüenza, pero no es por problemas de autoestima, simplemente porque no se sienten seguros, han metido la pata e incluso a lo mejor salen corriendo del escenario, pero ya se han atrevido.
- El mejor consejo que se le puede dar a un padre para trabajar la vergüenza, la timidez o cualquier otra emoción es que debe de ser empático con su hijo, ¡ponerse en su piel!
- Apoyarles con frases como 'Huy, te estás poniendo rojo, ¿esto te da vergüenza, verdad?, 'Yo si quieres te apoyo', 'Yo si quieres te ayudo', 'Yo si quieres te animo' o 'Yo si quieres estoy detrás'. ¡Tiene un efecto mágico en los niños!
- Hacerles reflexionar porque a lo mejor ha sentido vergüenza por una imprudencia suya, porque no ha tenido en cuenta una serie de parámetros. A lo mejor ha salido corriendo al escenario y se ha caído, pero por salir corriendo. Entonces hay que decirles, 'Mira, la próxima vez tú ya sabes, respiras hondo, pasas con tranquilidad porque si no mira todos se han reído y tú te has puesto rojo de vergüenza, pero ha sido porque te has expuesto demasiado o por precipitación'.
- Analizar con ellos las situaciones que les dan vergüenza para ver si se pueden o no enfrentarse, pero siempre sin obligar. Por ejemplo, si a una persona con vergüenza y muy tímida le obligas a que delante de todos haga algo que no quiere, le estás ratificando más vergüenza cada vez, porque si lo hace con tensión tiene más posibilidades de hacerlo mal, de meter la pata. Por lo tanto, esa vergüenza entra un bucle que no es muy positivo.
Y es que, como dice el informe 'Respondiendo a las Necesidades Emocionales de los niños', elaborado por Departamento de Educación del Estado de Illinois, 'hay que guiar a nuestros hijos hacia la superación de las emociones negativas y ayudarles a desarrollar formas positivas de mostrar interés y entusiasmo'.
Frente a un cuento o un relato los niños se muestran muy receptivos, por eso consideramos que son un excelente recurso para trabajar con ellos las distintas emociones. En esta ocasión, hemos seleccionado para ti tres cuentos con los que los niños más tímidos y vergonzosos seguro que empatizan.
- La historia de Dracolino
Dracolino era un dragón que quería cantar y alegrar la vida a los habitantes del pueblo, en lugar de echar fuego por la boca y asustarlos. Sus padres no le entendían y al principio se enfadaron con él por ser diferente a los demás dragones.
Dracolino, sin embargo, empezó a cantar, aunque se moría de vergüenza al ver cómo la gente se reía de él al principio, pero no se dio por vencido y siguió cantando, hasta que consiguió su sueño animado por su amiga la luna. Para niños de 3 a 7 años. (Escrito por Begoña Ibarrola, editado por SM en papel y por Paisandu en formato digital).
- Campo de amapolas
Paola es una niña china adoptada que vive en un pueblo con sus padres y una hermana mayor. Está deseando que llegue el verano para ver a sus primos, sobre todo a Jorge, pues le gusta mucho estar con él y compartir sus secretos.
Durante esos meses van a ocurrir cosas muy especiales que les hacen estar más unidos que nunca y Paola aprenderá con él a superar su vergüenza y timidez. A partir de 6 años. (Escrito por Begoña Ibarrola y editado por Desclée de Brouwer).
- La pesadilla de Teo
Todas las noches Teo tiene una misma pesadilla, un sueño que le hace sentir mucha vergüenza. Él va andando por la calle y siente cómo todo el mundo le mira, pero no entiende por qué. Teo se levanta todas las mañanas sudando y con mucha angustia, así lo habla con mamá, quien intenta ayudarle para descubrir el motivo. Esa noche, Teo se acuesta con el propósito de descubrir porqué experimentaba esa emoción en sueños... ¡y lo consigue!
Cuentos, pero también poesías y juegos pueden ayudar a los padres a tratar y gestionar esta emoción social con sus hijos. ¡Presta atención a las distintas herramientas que ponemos a tu disposición!
El oso infeliz. Poema infantil sobre la timidez. Esta poesía: El oso infeliz, es un poema infantil sobre la timidez, podemos leerlo con los niños y analizar qué le ocurría al oso por ser tan vergonzoso. Los poemas son una manera de estimular el aprendizaje de los niños.
Soy muy vergonzoso. Poema corto para hablar con niños de la vergüenza. Con este poema corto, los niños aprenderán qué es la vergüenza y qué significa ser muy vergonzoso. Esta poesía de Marisa Alonso y las actividades educativas son una herramienta de educación emocional para que los niños aprendan a identificar, gestionar y comprender la vergüenza y la timidez.
5 juegos para ayudar a los niños tímidos a perder la vergüenza. Ayudar a los niños tímidos a perder la vergüenza es más fácil con estos juegos infantiles. Te proponemos algunos recursos contra la timidez infantil que puede ser muy útil para los niños vergonzosos. A través de la visualización, podemos ayudar a nuestros hijos a gestionar sus emociones.
10 consejos para ayudar a niños vergonzosos. ¿Cómo podemos ayudar a los niños vergonzosos a superar la timidez? Te damos algunas claves muy útiles para los padres de niños tímidos, además de algunos recursos muy útiles. Nunca debes forzar a tus hijos a exponerse a lo que le da vergüenza, que es una emoción relacionada con la rabia y miedo.
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